El mundo según Xabi
domingo, mayo 10, 2009
martes, mayo 05, 2009
He vivido casi toda la vida en Hondarribia, a orillas del Cantábrico ha sido tradicionalmente un pueblo pesquero hasta que las elites del País Vasco se dieron cuenta de lo bien que se vive en este lugar...
Al contrario de esas elites yo siempre he querido salir del pueblo y “ver el mundo” se ha convertido en casi una obsesión para mi y todo un estilo de vida.
Estuve en la universidad aunque no la acabé, pasé 4 años en Bilbao en la facultad de economía y aunque la macroeconomía, la economía internacional, la historia o el derecho se me daban bien, no pude con la microeconomía o la estadística.
Trabajaba como camarero haciendo extras en los ratos libres para poder pagarme la comida y esas cosas, pero se me dio bien y cada vez me ofrecían más trabajo, así pude pagarme también mis primeros viajes a Sudamérica, viajes que cambiaron mi vida y mi modo de pensar para siempre...
Fue en Brasil donde conocí a varios personajes que “vivían viajando”, no se dedicaban solamente a viajar un mes o dos al año sino que viajaban por el mundo parando a trabajar cuando sus carteras temblaban.
Sentí que ese debía ser mi modo de vida, cuanto más viajaba más vivo me sentía y decidí que debía vivir con la mayor intensidad posible... Así fue cómo compré un billete de ida a Argentina y empecé una nueva vida.
Viajé 3 meses por Sudamérica casi sin dinero hasta que rematadamente en la ruina me robaron el pasaporte y todo el dinero que llevaba encima. Mi sueño de años de viaje se iba a ver truncado en 3 meses pero la vida me demostró que se guarda sorpresas agradables si estás dispuesto a vivirlas...
Me ofrecieron un voluntariado en Etiopía y mi familia me apoyó para que siguiera cumpliendo mi sueño de recorrer el mundo, pasé 6 meses en Addis Abeba poniendo en marcha una casa de transición para niños huérfanos que iban a ser adoptados por españoles y con lo poco que me pagaron los 3 últimos meses, más la ayuda de algunos de los padres y amigos pude volar a la India en busca de continuar con mi sueño.
Viajé 2 meses por India y uno por Nepal, esos 3 meses iniciales en los que se iba truncar todo en Sudamérica los logré alargar a algo más de un año pero era hora de volver a casa y sanear la economía...
Sobreviví un par de meses vendiendo bolsitas de té a mis amigos pero las deudas seguían aumentando y tuve que ponerme a trabajar seriamente.
Todavía añoro la sensación de vivir guiado por la magia como en aquél año por América, África y Asia, creo que es esa sensación de haber roto las barreras preestablecidas la que hace tan mágico el primer viaje, en los siguientes viajes tu vida simplemente sigue tu propia trayectoria, seguramente muy diferente al resto...
Trabajé 6 meses en un restaurante en Hondarribía viviendo de las propinas y ahorrando el sueldo completo para volver a marchar lo más rápidamente posible de nuevo a África.
Esta vez con dinero no me corté en planear un gran viaje y me lancé de norte a sur de África atravesando 10 países, tardé menos de lo que esperaba y gasté más de lo que esperaba también, pero lo disfruté al máximo, me enamoré irremediablemente de África y para que no fuese viaje de un solo continente me permití volar a Tailandia, recorrí la Tailandia continental y me enamoré también de Laos antes de volver a casa después de casi 6 meses de vivir, aprender y disfrutar...
Trabajé 4 meses en la tienda de una gasolinera y me escapé en busca de una oportunidad a India de nuevo donde pasé 2 meses, la mayoría del tiempo en Auroville, una comunidad en el suroeste donde me encontré con 2 viejos amigos y conocí a grandes nuevos amigos...
En realidad no me había dado tiempo a ahorrar mucho en la gasolinera y no pude alargar el viaje como me habría gustado pero este último viaje en el que apenas viajé me convenció de consolidar muchas de las cosas que tenía en el aire después de tanto tiempo y sacrificios por viajar...
A la vuelta me aceptaron en el restaurante donde trabajé anteriormente y donde llevo 1 año trabajando, me iba a ir mucho antes pero una sonrisa dulce y muchos sueños por cumplir me hicieron posponer el viaje para emprenderlo los 2 juntos...
Una corta escapada a la vecina Marruecos en navidades calmó los nervios momentáneamente, pero así llegamos a este punto en el que nos encontramos a punto de partir, esta vez los 2, de nuevo a Sudamérica para mi, como en los inicios y dispuestos a marcar un nuevo inicio en esta nueva etapa en la vida....
miércoles, marzo 11, 2009
martes, marzo 10, 2009
viernes, enero 09, 2009
jueves, enero 08, 2009
miércoles, noviembre 26, 2008
Una vez en el desierto
(26/11/2008, Hondarribia)
Recuerdo todo aquello casi como un sueño, como si casi no formara parte de mi memoria, integrado en mi consciencia y nubloso en el recuerdo... Llevaba poco más de un mes en mi viaje por África y aún no había salido de las tierras del islam, había tenido alguna buena experiencia en Egipto pero fué en Sudán cuando las vacaciones empezaron a parecer un gran viaje. Solo hay un medio de comunicación “terrestre” entre Egipto y Sudan, y éste navega por lago Nasser en dirección sur solamente una vez por semana, para mi mente la primera frontera fue el principio oficial del viaje.
Esperaba mi turno para la entrevista con el servicio secreto sudanés, deseando dejar aquel ferry en el que había pasado la noche en sus bodegas bien acogido por mis compañeros de tercera clase, cansado por haber dormido entre tantos en un banco descubrí que no era el único extranjero del barco, en los camarotes de primera esperaba también su turno Tadahiro Matsubara, el introvertido japonés que pasaría a ser mi compañero de viaje en Sudán y primeros días en Etiopía.
No hay carretera asfaltada al sur de Wadi Halfa y los primeros cientos de kilometros se hacen por las rutas del desierto, se hizo de noche deprisa y la arena engullía alguna de las ruedas gemelas a cada rato haciéndonos salir y correr detrás del bus una vez recuperaba la tracción.
Llegamos a un lugar, un pueblo con cuatro casas de adobe en medio del desierto en el que encendieron un par de lámparas de gas cuando llegamos, extendieron unas alfombras sobre la arena ya húmeda como la noche, y al calor del té de menta, lo único que vendían en aquel humilde lugar, algunos de los viajeros se empezaron a interesar por mí, Tadahiro se encontraba lejos aprovechando la horizontalidad del terreno para dormir un poco estirado.
Me sorprendió gratamente escuchar lo que aquel viajante me preguntaba y me contaba sobre su vida, comprendía y respetaba la voluntad de vivir al rededor del mundo, le parecía natural pues en su cultura era norma común, me demostró la vocación filosófica de la cultura árabe, el respeto con que corresponden a quienes les respetan y la ayuda siempre dispuesta a viajeros en tierras desconocidas.
Era una sensación mágica, de cuento de las mil y una noches, me encontraba en medio del desierto, de noche y camino a ninguna parte bajo una manta de estrellas, hablando del mundo más allá del desierto, más allá del islam, de occidente, en una conversación entre culturas y sobre culturas, entre seres humanos...
Puede que con el tiempo olvide aquella noche como olvidé muchas otras, pero esa noche integra parte de mi carácter, no sería hoy quién soy si no hubiera vivido aquella noche, si no hubiera hecho aquel viaje que me llevó por el desierto, por sabanas, lagos y tierras montañosas... No sería el mismo si no hubiera estado hasta las 5 de la mañana buscando hotel entre las calles de Jartoum convenciendo a los militares armados que vigilaban el toque de queda de que solo buscaba un hotel económico.
Son noches que me han marcado, que me demostraron quién soy, cuáles son mis actitudes y mis virtudes a pesar de mis defectos, a saber que mi camino por este mundo es aún mucho más largo y que encontraré humanidad y virtudes en cada una de las culturas que me acogerán.....